Saturno Francisco de Goya y Lucientes

Ubicación
Museo Nacional del Prado
Dimensiones
143,5 x 81,4 cm.
Fecha
1820 - 1823
Soporte
Técnica mixta sobre revestimiento mural trasladado a lienzo

Juan Torrenova Patricio
Máster en Historia y Ciencias de la Antigüedad y Licenciatura en Historia del Arte
Una escena oscura, sin paisaje, sin figuras o elementos al fondo, solo oscuridad. En primer plano, aparece la figura del Dios Saturno devorando a uno de sus hijos. Comiéndose el cuerpo de su descendiente. Ya ha devorado uno de los brazos y la cabeza, y se le observa engullendo el otro brazo lleno de sangre, la cual cae por el cuerpo de la víctima, sujetado con fuerza por las manos del dios.
Saturno mira al espectador con unos ojos blancos, que impresionan y asustan,son los ojos de un ser enajenado. El pelo cano cae largo por sus hombros. Su cuerpo se encuentra en una posición forzada, en una composición de zigzag, reforzado por la posición de la rodilla izquierda. Con unas fuertes manos agarra el torso de lo que queda de su hijo, lo hace con violencia, por temor a que se le escape.
El cuerpo desnudo del dios se difumina con el fondo negro, la luz antinatural que procede del lado izquierdo de la pintura únicamente ilumina el rostro y el cuerpo desmembrado de la víctima, nada más es necesario destacar.
Esta pintura forma parte de las denominadas "Pinturas Negras", que Goya realizó en su residencia de la Quinta del Sordo. En 1819 Goya se compró una vivienda a las afueras de Madrid, junto a la ribera alta del Manzanares. En este lugar sufrió su segunda gran enfermedad, una dolencia que casi acaba con su vida y de la que le curó, su médico y amigo, el doctor Arrieta.
Ya la primera enfermedad que sufrió el pintor, la que le produjo la sordera, llevó a Goya a realizar una serie de cuadros sin encargo, de temática libre. Esta segunda enfermedad, más grave aún, ya que le dejó a las puertas de la muerte, también le llevó a pintar por libre. Esta libertad se expresó en una serie de pinturas que realizaría en las paredes de la Quinta del Sordo, cuya temática fue variada, pero con un punto en común, los pigmentos negros que utilizó. Pintó 14 cuadros en los que predominaban escenas tétricas, oscuras y dramáticas. Escenas donde predominaba la soledad del espíritu, el dolor, el miedo, estados de animo que acompañaban al pintor.
Cuadros el "Perro semihundido" muestra a la perfección esa sensación de soledad, de vacío que sentía, tras haber vivido la Guerra de Independencia y la posterior decepción al ver como su rey, Fernando VII, derogaba la Constitución de 1812. También el horror de la guerra y del enfrentamiento civil fue explicado en el "Duelo a garrotazos".
Las pinturas se quedaron en la casa cuando Goya marchó al exilio en Burdeos, el hijo del pintor las heredó y cuidó hasta que la vivienda fue vendida al barón Fréderic Émile d’Erlanger, el cual hizo que las pinturas murales se pasaran a lienzos y fueran exhibidas en la Exposición Universal de París de 1878, donde no tuvieron una gran acogida, tras esto, el barón se las entregó al Museo del Prado en 1881.
La escena muestra el momento en el que Saturno devora a uno de sus hijos.
Según el mito, el Dios Saturno había recibido del oráculo, una advertencia. Uno de sus hijos le derrocaría, quitándole el poder. Saturno era pareja de Rea, a la que obligaba a entregarle todos los hijos que tenía. Uno a uno iba devorando a los recién nacidos, hasta que nace Júpiter, Rea, harta de la situación decide salvarle la vida, le aleja de Saturno, llevándole a una cueva en la Isla de Creta, pero a su marido debe darle algo y le entrega una piedra envuelta en telas. Saturno se la comió creyendo que era un hijo más. Pasados los años, cuando Júpiter había crecido y convertido en un poderoso dios, castigó a su padre Saturno, abriéndole el estómago y sacando uno a uno a todos sus hermanos.
La profecía se cumplió finalmente y Júpiter sustituyó a su padre en el trono de los dioses.
En es esta ocasión, la escena muestra a Saturno alimentándose de uno de sus hijos. Aunque el asunto pueda interpretarse como una escena mitológica, Goya tenía otras intenciones. Basándonos en que la pintura fue hecha por Goya libremente, algunos expertos han sacado varias interpretaciones. Se ha visto en la figura de Saturno el irremediable paso del tiempo, el cual va devorando la vida poco a poco hasta que esta desaparece, hay que tener en cuenta que la versión griega de Saturno era Cronos, el dios del tiempo. También se ha querido ver al rey de España, Fernando VII, el “padre” de los españoles y protector del reino, el cual devora a sus súbditos, quitándoles lo más preciado por ellos, la constitución de 1812 y las ideas que representaba. Pero incluso, se puede ver el miedo, un tema muy popular en el Romanticismo, periodo en el que vivió Goya. Se trata del miedo a la muerte, hay que recordar, que antes de pintar estas obras, Goya sufrió una enfermedad que casi acaba con su vida.
Ya hemos comentado el motivo por el cual, a estas pinturas se las denominaba "Pinturas Negras", principalmente por la abundancia de una paleta oscura, donde destacan el negro, los marrones y ocres. En esta ocasión, Goya utilizó una pincelada gruesa, donde predominase el color frente a la línea. En este sentido, hay que entender que estas pinturas fueron hechas por el propio pintor, no para un público, si no para él mismo, como una forma de materializar sus pensamientos, sus miedos y sus decepciones. No siguen una línea clásica, como se puede ver en sus obras de juventud o cuando era pintor de la corte. En esa ocasión, a Goya se enmarcarle en el Rococó, donde los colores, las escenas alegres y de costumbres con sus fiestas y verbenas, llenaban sus cuadros.
Los colores de las "Pinturas Negras" y los trazos buscan expresar algo. Estas pinturas llevó al pintor a adelantarse en el tiempo a sus contemporáneos, ya que podemos ver ciertas similitudes con el expresionismo de principios del S. XX.